ESTUDIO DE CASO…
La sojización en la localidad de Henderson, partido bonaerense de Hipólito Yrigoyen…
El Distrito desde adentro.
Henderson, partido de Hipólito Yrigoyen, se encuentra ubicado en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires, cuenta con una población aproximada de 8.000 habitantes en planta urbana; y alrededor de 9.500 en el Distrito.
El territorio forma parte de la región pampeana, siendo la mayor fuente de explotación y trabajo, la producción agrícola-ganadera. El Distrito tiene una extensión de 166 mil hectáreas, de las cuales según datos registrados por el Censo Nacional Agropecuario de 2002, destina 135 mil a la actividad agropecuaria. De esta cifra, 80 mil la ocupa la ganadería y el resto, la agricultura (más del 60 por ciento).
Desde 1980 la región agrícola más fértil del territorio nacional, denominada pampa húmeda, presenta una fuerte erosión del suelo. Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), alrededor de la mitad de las 5 millones de hectáreas es afectada por el influjo de un notable proceso de erosión que ocasiona la caída de los rendimientos de estas tierras en, al menos, un tercio de ellas.
Para tratar de solucionar este problema, los agricultores empezaron a experimentar con el sistema de “labranza cero” –consistente en la siembra directa de semillas en la tierra, sin necesidad de arar ni practicar ninguna otra forma de labranza-, encontrándose con el inconveniente de no poder controlar las malezas.
“Es la solución ideal. El suelo no pierde nutrientes como antes, lástima que no todos pueden acceder a este beneficio debido a sus costos”, afirmó el Ingeniero Agrónomo César Spagnuolo, encargado del INTA de la Oficina de Henderson.
El espacio rural ha perdido sus características naturales por las profundas modificaciones a partir de la intervención del hombre. Éste es destinado para la producción agrícola y secundariamente para la ganadería, la explotación forestal y minería. Estas actividades permiten satisfacer la producción de alimentos y de energía. Los grandes productores agropecuarios realizan una mayor inversión y han logrado una modernización y reestructuración incorporando nuevas tecnologías para aumentar la productividad. Ocupan muchas hectáreas, utilizan el riego artificial y pueden manejar los precios del mercado.
Actualmente el suelo agrario está sobreexplotado por las empresas transnacionales. Desde hace más de una década se evidencia el avance de los grandes ante los pequeños propietarios. “Muchos han vendido o alquilado sus propiedades y emigraron a la ciudad, los campos quedaron despoblados y en manos de grandes capitalistas o arrendatarios interesados sólo por la producción cerealera. Me pregunto qué va a pasar con esa gente y sus hijos si algún día la soja deja de ser rentable”, acusó Spagnuolo.
En tanto, los pequeños y medianos productores son los más desfavorecidos ya que no pueden incorporar nuevas tecnologías, poseen menos hectáreas, su capital es escaso, satisfacen sólo el mercado interno y tienen menor productividad. Sus tierras están deterioradas, la calidad de sus productos es baja, con ganancias escasas y mano de obra familiar.
A su vez, los cereales de la zona aptos para la generación de agrocombustibles son la soja, el girasol, el maíz y la colza, aunque ésta última no es tan habitual. Las fuentes consultadas advirtieron también sobre el advenimiento de la colza como un cereal competitivo a la hora de hablar de esta “nueva fuente de energía”.
El comienzo de una devastación anunciada
La soja ha despoblado el campo porque estableció un modelo de agricultura sin agricultores. La decisión de expandir los monocultivos no se justifica sólo en términos de negocios, ya que las cifras de crecimiento macroeconómico no significan una mejora de las condiciones de vida de la mayoría, sino el enriquecimiento desmedido de unos pocos y sus aliados transnacionales.
El boom de la soja ya se ha instalado en la zona. Según datos aportados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, en la campaña 2006 y 2007, se sembraron en el Distrito de Hipólito Yrigoyen 45.000 hectáreas de soja; mientras tanto, al trigo se le destinaron entre 12 y 15 mil hectáreas, al maíz 5 mil y 2 mil al girasol.
El monocultivo sojero, tiene varias consecuencias. Según Carlos Borniego (Ingeniero Agrónomo de Henderson), se podrían clasificar en consecuencias productivas y económicas. “Dentro de las productivas, la tendencia hacia el monocultivo tiene algunos riesgos como el incremento de malezas, plagas y enfermedades vinculadas fundamentalmente al cultivo de soja. Dado que no atacan a éste, el productor no las erradica y así hay más malezas en la Pampa Húmeda. En cuanto a lo económico se genera una dependencia de un solo cultivo que pone a la economía del productor agropecuario en una situación de fragilidad ante cuestiones políticas, ambientales y de mercado. Si la soja deja de ser rentable, en la región, vamos a estar atados a un sólo factor económico que nos sostenga”, afirmó.
Además agregó que “mientras la soja siga dando buenos resultados económicos, no habrá problemas. Sin embargo, como asesores no podemos mirar a corto plazo: debemos proyectarnos”.
Refiriéndose al mismo tema, Spagnuolo afirmó que la soja “provoca pérdida de estructura y porosidad del suelo, aumento de su compactación, disminución de la materia orgánica, menor capacidad de retención de agua, más riesgos de erosión, suelos más duros, dificultad de la planta para ‘echar’ raíz y desbalance de nutrientes”. Para concluir, agregó que la alternativa para solucionar esta cuestión, podría ser “reponer lo que se pierde con la cosecha (respecto a fósforo, calcio, nitrógeno y otras proteínas y minerales). La soja se lleva más del 70 por ciento del índice de cosecha y los rastrojos, en lugar de ser destinados al suelo, se queman.
Como consecuencia del “avasallamiento” sojero, la ganadería ha ido perdiendo terreno. Según el veterinario Dr. Roberto Ruíz de la Oficina de SENASA (Servicio Nacional de Sanidad Animal), en Hipólito Yrigoyen, la tasa de faena de vacas es alta “debido al desinterés de algunos productores de seguir en la actividad”. El stock ganadero del Distrito es de más de 110 mil bovinos.
ACTIVIDADES.
1) Arma una lista con las características de la evolución del desarrollo agropecuario de la pampa húmeda argentina (a la que pertenece Henderson) durante los últimos treinta años, teniendo en cuenta los cambios en el suelo y en los bienes producidos.
2) Compara las características de esa evolución con las tendencias generales que presenta el desarrollo agropecuario argentino y establece si hay coincidencias o diferencias entre ambas.
3) ¿Cuál es la nueva “unidad productiva” en Henderson? ¿a quién beneficia y a quién perjudica esa forma de organizar la producción?
4) ¿Por qué se habla de “monocultivo”? ¿Qué consecuencias económicas y sociales genera para los pobladores locales?
5) Averigua qué es la Soberanía Alimentaria e intenta establecer alguna relación entre este concepto y la problemática de Henderson. ¿Cómo crees que la idea de “soberanía alimentaria” podría servirle a sus pobladores?
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